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Escuchar a Jackson Browne, o cómo dejar un mundo mejor
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Llevaba seis años sin publicar disco, pero este es uno de esos casos en los que la espera ha merecido la pena. ‘Downhill From Everywhere’, el nuevo disco de Jackson Browne, parece hecho a la medida de estos tiempos desquiciados que vivimos. Está, como nuestras cabezas, lleno de preocupaciones, pero transmite esperanza, optimismo, un ‘venga que podemos’. Y eso que fue compuesto antes de la pandemia. Qué hartura de palabra.
«Escribir canciones es algo misterioso. A veces es un poco como consultar el oráculo», dice Browne al pensar en lo profético que parece el álbum por momentos, quizá porque su inspiración se ha llenado de pensamientos que encuentran una peligrosa analogía al atisbar el crepúsculo de su existencia en particular, y la de todos nosotros en general. «Sé que no me queda mucho tiempo de vida», bromea el artista, que a sus 72 años luce un aspecto de lo más saludable, y una mente tan reposada como concienciada: «Ahora tengo un nieto increíblemente hermoso, y siento de manera más intensa que nunca la responsabilidad de dejarle un mundo habitable».
«Como un río, el tiempo se va, el tiempo se va como un tren. El tiempo es como una mecha que arde cada día más corta», canta Browne en su disco, donde señala que el medio ambiente, la igualdad sexual y racial o la democracia están en peligro. «Hay una profunda idea de inclusión que recorre este disco. Creo que el concepto de inclusión, de apertura a personas diferentes a uno mismo, es la base fundamental para cualquier tipo de comprensión en este mundo», reflexiona el cantautor.
En ‘A Human Touch’, que fue coescrita junto a Steve McEwan y Leslie Mendelson, señala la discriminación que todavía rodea las relaciones entre personas del mismo sexo. En ‘The Dreamer’ habla de una inmigrante mexicana que está al borde de ser arrancada de la única vida que ha conocido, criticando a la deplorable humanidad que existe tras las mentalidades cerradas. «No vemos a la mitad de la gente que está a nuestro alrededor / Pero vemos enemigos rodeándonos. Y los muros que hemos levantado entre nosotros / Nos convierten en prisioneros de nuestro miedo», canta Browne en esta colaboración bilingüe junto a Eugene Rodríguez de Los Cenzontles. «La idea original era hablar del conflicto que existe en la frontera» explica Browne, «pero la única manera de hablar de ese conflicto es hablar de las personas que lo sufren, de modo que se convirtió en una canción sobre Lucina, una joven que Eugene y yo conocemos. Pero la persona que ve ‘enemigos’ en todas partes es también un ser humano, y lo que digo en la canción tiene que ser igualmente verdad para esa persona, porque no estoy hablando de ellos, estoy hablando con ellos. Aunque no les guste que cante sobre una chica que llegó a este país ilegalmente, quiero que se interesen por ella».
La conmovedora canción que da título al álbum nos emplaza a hacer frente a la dependencia personal y social que tenemos con el plástico y su efecto devastador en los océanos, convirtiéndose en un alegato contra nuestra autodestrucción. De ahí surgió la idea de la portada del álbum, una fotografía de la serie surrealista ‘Shipbreaking’ de Edward Burtynsky, que representa a varios humanos liliputienses enfrascados en el meticuloso proceso de desmantelación de sus gigantescos armatostes herrumbrosos. «La idea original del desguace de barcos comenzó hace mucho tiempo. Aproximadamente cuatro años después del derrame de petróleo del Exxon Valdez escuché un programa de radio en el que hablaban sobre el peligro de los barcos de casco único. Las compañías de seguros se negaron a cubrirlos después de 2004, lo que obligaría a desmantelar todos estos barcos. Solo se permitirían barcos de doble casco en mar abierto para evitar que ese tipo de catástrofe vuelva a ocurrir».
Pero Browne también habla de cosas más terrenales, como en ‘Minutes To Downtown’, dedicada a la ciudad en la que vive. «A primera vista, la canción se refiere a vivir en Los Ángeles», explica. «Pero en realidad es una metáfora de la vida. Adoro esta ciudad, pero, desde que terminé mi primer disco, he estado intentando marcharme. Puedes amar, apreciar y depender de una vida tal y como la conoces, pero, en el fondo, podrías estar anhelando otra cosa, aunque no tengas ni idea de qué es».
Grabado con el núcleo de una banda formada por los guitarristas Greg Leisz (Eric Clapton, Bill Frisell) y Val McCallum (Lucinda Williams, Sheryl Crow), el bajista Bob Glaub (Linda Ronstadt, CSNY, John Fogerty), el teclista Jeff Young (Sting, Shawn Colvin) y el batería Mauricio Lewak (Sugarland, Melissa Etheridge), ‘Downhill From Everywhere’ (el décimo quinto disco de su carrera) es el resultado de un trabajo absolutamente colaborativo, impulsado por la química del grupo y la apertura a nuevos sonidos e ideas. «Últimamente veo que gran parte del proceso creativo tiene lugar en el estudio» dice Browne, que también es el productor del álbum. «La música está influida por el modo en que todos interactúan en el estudio, convirtiéndose en un viaje de exploración, en una toma tras otra en las grabaciones, un viaje que te lleva a lugares que nunca habrías alcanzado tú solo».